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Detroit está encontrando por fin su camino. Después de una sequía que hasta el más fiel a los Pistons no se atrevería a pronunciar, por fin se ha dado el paso hacia la verdadera nueva era. La destitución de Dumars, todavía ligado al club, y la proclamación de Stan Van Gundy como hombre poderoso en las oficinas y en el banquillo, dan a Detroit el cambio total de aires que la Motown ansiaba. Se acabaron las medias tintas, y este proyecto es real. Van Gundy está montando un proyecto y un roster parecido al de Orlando a principios de década. Un hombre alto rodeado de tiradores. En el caso de los Magic, ese hombre fue el talentoso y por entonces no tan problemático Dwight Howard. En este caso, el pilar fundamental es Andre Drummond.

Foto: BleacherReport.net
Andre Drummond, un pívot nacido en el estado de Nueva York de raíces jamaicanas inculcadas desde pequeño por su madre. Ya en High School deslumbró con su poderío en la pintura, promediando dobles figuras. En su tercer año cambió de instituto y ya dio tema de conversación. Sus dos últimos años de High School, le sirvieron para que ESPN lo nombrará el mejor jugador de High School de su generación, y ganara el National prep Championship. Drummond ya se hacía notar, y no tardaron en llamar a su puerta algunas de las mejores universidades del país. Andre siempre se ha sentido muy ligado a la familia, y eligió la universidad de Connecticut, cerca de casa. 

Aunque breve, su paso por la universidad fue intenso. En lo deportivo, la participación de los Huskies fue más bien discreta en la NCAA. La plantilla, que había dado mucho de qué hablar fue eliminada en primera ronda. Al borde de la inhabilitación por resultados académicos, jugadores suspendidos por actividades ilegales i el entrenador suspendido tres partidos por violaciones en la política de reclutamiento, la prensa decidió calificar la temporada como “olvidable”. No fue un año fácil para Drummond. A parte de las presiones en lo deportivo, los medios empezaron a interesarse por él, y se le cuestionó su implicación por el baloncesto. Ese fue el principal inconveniente por el cual los equipos se abstuvieron de elegirle en el Draft de 2012, un buen Draft que ya cuenta con dos All Stars como son Anthony Davis y Damian Lillard. Pues bien, en la elección número nueve de ese Draft, los Detroit Pistons hicieron que David Stern pronunciara el nombre de Andre Drummond para que se uniera a la Motown.

Aunque arriesgada, la apuesta de los Pistons era clara. Una roca en la pintura para que en un futuro próximo hiciera una maravillosa dupla con un jugador que ya destacaba en los Pistons, Greg Monroe. La falta de fundamentos en la pintura y su movilidad en la pista fueron las debilidades que se le atribuían al juego de Drummond. Al principio, le costó adaptarse al juego de los Pistons, aunque la situación de la franquicia le era propicia para poder aprender. Los Pistons, un equipo que no veía los PlayOffs, desde 2008, arrastraba tras de sí una sequía imperdonable, que se reflejaba en el rojo de los asientos vacíos del Palace. Drummond se adaptó finalmente y empezó a dar espectáculo a la poca gente que pagaba el abono o entrada. Su fuerza, salto, e inteligencia en la pista dieron, al final de la temporada una razón para creer. 

El segundo año en la franquicia fue la continuación de lo ya anunciado meses antes. Titularidad y aumento de prestaciones, que la valieron para promediar unos magníficos 13,4 ppp y 13,2 rpp, unas estadísticas que rompían todas las expectativas creadas entorno a su figura. Además, con actuaciones que serán recordadas, como la del Palace frente a los Sixers, donde hizo 31 Pts, 19 Reb, 6 Rob y 2 Tap. Además, no son pocos sus partidos en los que se acercó al 20+20. Por todo esto y mucho más, Drummond se está convirtiendo en un center a tener muy en cuenta durante los próximos años. Actualmente ya está siendo comparado con alguno de los centers dominadores del presente, como Dwight Howard o DeAndre Jordan. También en verano trabaja, y estrellas ya retiradas como Kareem Abdul Jabbar le prestan sus servicios.

Desde que llegó, Drummond se ha sabido adaptar muy bien a la franquicia de Detroit, a la ciudad y al estado. Sabe conectar muy bien con la afición, y no es extraño verle apadrinando actos benéficos, apariciones públicas u organizando salidas con compañeros de equipo. La afición le agradeció enormemente la humildad que mostró al cederle el dorsal nº1 a Billups cuando fichó la pasada temporada por los Pistons, y cogiendo él el nº0, muestra del respeto por el equipo y las leyendas de la franquicia. También ha cogido las riendas de la introducción de Rookies o recién llegados a la franquicia. Es muy activo en Twitter, Instagram o Vine. Tiene muy buena relación con sus compañeros de equipo, y recientemente le podemos ver introduciendo al Rookie Spencer Dinwiddie, de Colorado, la elección de los Pistons en este Draft, que ha firmado por tres años. También se hizo un hueco en la prensa rosa estadounidense su relación con la actriz Jennette McCurdy, que acabó violentamente con acusaciones de las dos partes.

La siguiente temporada en la NBA se presenta interesantísima. ¿Qué harán LeBron y Cleveland? ¿San Antonio seguirá impresionándonos a todos? ¿Durant ganará por fin el anillo? En cambio, los fans de los Pistons nos preguntamos: ¿Monroe o Smith? ¿Para cuándo los PlayOffs? ¿Estará el Palace vestido apropiadamente para los partidos de los Pistons? Y, sobre todo ¿Seguirá Drummond asombrándonos y sacándoos una sonrisa? Esas son preguntas para las que encontraremos respuesta en los próximos meses después del interminable período entre la Summer League y el Mundial de España, cuando empiece de nuevo el mayor espectáculo baloncestístico del mundo, la temporada regular de la NBA.

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