En el fútbol. En el béisbol. En la Fórmula 1, incluso. En todas partes llega un momento en el que el deporte se convierte en espectáculo, puro y duro. Cuando se alarga demasiado un acto, una decisión, lo que sea, con el objetivo de generar expectación. La NBA sabe sobre esto. Es el circo del baloncesto, la mejor liga del mundo, y no solo es una liga de baloncesto, si no mucho más. Un claro ejemplo es lo que ocurrió con un tal LeBron James cuando este jugaba en los Cleveland Cavaliers. Los rumores se dispararon. LBJ ya contaba con 2 MVPs y era uno de los jugadores mas cotizados. Las opciones eran varias: los Chicago Bulls, los New York Knicks, los Miami Heat o incluso renovar por los Cavs. Como todos sabemos, la decisión de James fue llevar sus talentos a South Beach, como dijo él mismo. La parafernalia mediática que se montó fue digna de destacar. La cadena de deportes americana ESPN emitió un especial de 4 horas llamado "The Decision", donde se repasaba toda la carrera de LeBron, desde sus inicios en el High School hasta ese momento, y culminaba con una entrevista a "El Rey" y el momento de su elección.
Se vendieron camisetas de The Decision, posters de The Decision, todos resaltando la frase más famosa de aquel especial televisivo, "In this fall... I decided to take my talents to South Beach." Así se decidió James. "En este otoño, he decidido llevar mis talentos a South Beach". Y es que el entrevistador ya lo anunciaba antes, "La respuesta a la pregunta que todo el mundo quiere saber". La frase se hizo viral, creando incluso una nueva forma de referirse a una decisión dura. Los fans de los Cavaliers explotaron, tomandolo como una traición, quemando camisetas. Tal vez no solo por abandonar la ciudad y el equipo, si no por todo ese circo montado a su alrededor. ¿Era necesario ese teatro? Todos sabemos lo que vende, y sabemos que el espectáculo vende, pero tal vez eso sobrepase los límites. Aquel 8 de julio de 2010, del cual pronto se cumplirán 3 años, la forma de marketing de la liga dio un pequeño pero trascendental giro. En estos 3 años en Florida, ya sabemos como le ha ido a LeBron.
Después de todo, sabemos que la NBA es más que una liga de baloncesto, y no parece que esto vaya a cambiar. El espectáculo que genera las decisiones deportivas e incluso personales de los jugadores puede resultar excesivo, pero, en el fondo, a todos nos gusta. Y al señor Stern, más si cabe.
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