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La leyenda de Linsanity.



Parecía que al fin llegaba el momento, todo indicaba que tras años de travesía por el desierto y de constantes fichajes sin éxito, los Knicks habían conseguido formar una plantilla sólida. Los aficionados de la franquicia más emblemática de Nueva York recuperaban la ilusión. Esos mismos aficionados que llevaban prácticamente una década viviendo constantes decepciones, mientras veían celosos como sus vecinos de Nueva Jersey peleaban por el título.
Lo cierto es que había razones para tener esperanza, al hasta entonces jugador franquicia del equipo Amar’e Stoudemire, se le sumó la contratación del alero Carmelo Anthony poco después del All Star Weekend de Los Ángeles. El fichaje de Melo hizo mejorar al equipo notablemente, incluso llegaron a entrar en los playoffs tras 7 años de sequía. Pese a esta mejoría Boston los barrió en primera ronda eliminando cualquier posibilidad de sorpresa.
Tras una ajetreada temporada, el equipo directivo comenzó mover los hilos para  mejorar esa piedra angular sobre la que ya estaban construyendo. Durante uno de los “veranos” más largos de la historia NBA, provocado por el ya famoso cierre patronal, los Knicks se movieron con astucia y efectividad, añadieron a su roster al pívot Tyson Chandler para completar la pintura, a los experimentados Mike Bibby y  Baron Davis que sustituirían a Chauncey Billups y para cerrar el plantel seleccionaron al escolta Iman Shumpert la noche del draft. Mientras tanto, el banquillo seguiría ocupado un año más por Mike D’Antoni.
Los Knickerbockers comenzaron la temporada con un juego irregular caracterizado por la permisividad defensiva tan característica del sistema D’Antoni. Mientras que en el ataque, el equipo dependía en gran medida de la anotación de Melo y Amar’e. Este juego tan previsible caló en la marca del equipo, que rondaba siempre el límite del 50%. Al término de los 10 primeros partidos el equipo se encontraba con 6 victorias por 4 derrotas,  levemente por encima del límite.
Hasta aquí todo parecía seguir un guion más o menos previsible, pero una racha negativa del equipo que acumuló 11 derrotas en 13 partidos dejó al equipo inmerso en una dinámica negativa. Con un récord de 8-15 y mermados tras las constantes bajas en el puesto de base, la ausencia de Stoudemire por el fallecimiento de su hermano y la lesión de Melo, los de la Gran Manzana llegaban a la parte clave de la temporada con un futuro oscuro y con el miedo de no alcanzar los ansiados Playoffs.
Para sorpresa de todos apareció Jeremy Lin, Mike D’Antoni en una intentona a la desesperada concedió una oportunidad al que a principio de temporada era el cuarto base de la plantilla.
Como si se tratase de un cuento de hadas, un chico totalmente desconocido, de apariencia discreta y con alma trabajadora había devuelto la ilusión al Garden, mientras todo el mundo se hacía eco de su increíble historia.
Miles de periódicos abrían con su historia: “Un chico de descendencia taiwanesa, graduado en Harvard y completamente desconocido hasta hace unos días está triunfando en la NBA.”  Jeremy Lin, un joven que hasta hace unos días dormía en el sofá de la casa de Landry Fields, reina en Nueva York”. De repente la camiseta más solicitada del planeta había pasado a ser la de Jeremy.  Stern se frotaba las manos, había conseguido que la NBA volviese a ser un producto llamativo en una cultura asiática que recordaba con anhelo los años de Yao Ming.
Pero centrémonos en lo deportivo, todo dio comienzo un 4 de febrero de 2011 con la visita de los Nets de Nueva Jersey al Madison. A falta de 3:34 Lin se preparaba para entrar en la pista con la intención de tratar de dar unos minutos de descanso en la rotación entre Iman Shumpert y Toney Douglas. Lin salió a cumplir y lo hizo con creces, dio otro aire al equipo y fue capaz de contrarrestar a todo un All-Star como Deron Williams. Tanto estaba deslumbrando Jeremy que Carmelo le sugirió a D’Antoni que el base jugase más minutos en la segunda parte. El partido acabó con victoria local y un nuevo ídolo para la afición, Linsanity había obtenido su carrer high en puntos con 25, en asistencias con 7 y en rebotes con 5.
Pronto demostró que esto no había sido un simple partido, Lin llevó a los Knicks a una racha de 7 victorias seguidas que los devolvió al 50%. Durante este cúmulo de victorias se irguió como principal referente del equipo al dominar cada partido en puntos y asistencias, e incluso lo vimos resolver partidos en los instantes finales ante Toronto. Otra de sus grandes noches fue ante Los Ángeles Lakers, partido en el que alcanzó su career high en anotación con 38 puntos y se ganó el reconocimiento de un Kobe Bryant que lo desestimó antes del encuentro.
Esta irrupción en la liga fue premiada con la elección del base como jugador de la semana en el este y con la selección para el partido del viernes del All Star Weekend de Orlando, siendo seleccionado por el equipo de Shaq, que salió derrotado por el de Barkley. No era para menos Lin había promediado 27.3 puntos 8.3 asistencias y 2 robos, grandes números que sin embargo se veían contrarrestados con una gran cantidad de balones perdidos, y es que el jugador de ascendencia asiática cometió 45 pérdidas en sus 7 partidos de titular.  Incluso para muchos medios americanos Lin debería ser parte del All Star Game.
Linsanity era un icono mundial, tras el parón y con la vuelta de Melo, el equipo volvió a sufrir constantes rachas de victorias y derrotas, el base mantuvo su nivel de juego durante la irregularidad del equipo hasta que un desgarro en el menisco lo frenó. Nada más comenzar abril el 17 de los Knicks se operó y se perdió lo que quedaba de temporada. Antes de caer lesionado, los de Nueva York firmaron al escolta  JR Smith. Con él el equipo mejoró notablemente y realizó un sprint final muy bueno para conseguir entrar en los playoffs. A pesar del esfuerzo final, nada pudieron hacer los Knicks por parar a los Heats de LeBron en primera ronda y cayeron eliminados 4-1.
Lin decidió probar su valor en el mercado de agentes libres, a priori todo parecía indicar que los Knicks igualarían cualquier oferta por él, pero con la llegada de Jason Kidd, Linsanity consideró oportuno abandonar la ciudad que nunca duerme y acabó firmando por Houston Rockets, club que le ofreció el contrato de su vida.
Durante este último año en Texas, Jeremy no ha terminado de demostrar un nivel de juego acorde al gran contrato que tiene. Disminuyó sus promedios anotadores a pesar de que contó con más minutos de juego. Para muchos su historia ya ha quedado en el olvido y otros lo consideran simplemente flor de un día. El tiempo acabará diciendo si Houston acertó con su contratación, con la llegada de Howard la exigencia en la franquicia ha subido y ya se empieza a soñar con el anillo. Veremos si Jeremy  está a la altura del betún.

Artículo escrito por: @Al_Valladolid

Foto 1: Tumblr.com.
Foto 2: Getty Images.
Foto 3: Impactony.com

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