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Siempre he pensado que los Sacramento Kings son como una especie de montaña rusa. El equipo, sin alcanzar grandes éxitos, alterna temporadas mediocres con temporadas no buenas, pero si satisfactorias para lo que aspira el equipo.

Los primeros años de franquicia de esta corporación estuvieron marcados por los cambios y las decepciones deportivas. Originalmente en Rochester, los Kings (hasta su traslado a Kansas los Royals) llegaron a la capital de California haciendo escala en Cincinnati, Kansas City y Omaha. Recién mudados a SAC, en el 85, obtuvieron al prometedor Pervis Ellison en el draft, un potente ala-pívot dispuesto a hacer historia. Pero como suele ocurrir, las lesiones le dijieron no. Esto, unido a los trágicos sucesos del accidente de tráfico del base Bobby Hurley y al suicidio de Ricky Berry sentenció que la mala suerte acompañaba al equipo por allá donde viajara. El fiasco deportivo era evidente: clasificaban como uno de los peores combinados de la liga y entraron a playoffs tan solo una vez entre el 85 y el 95. 



Pero tanta mala suerte acumulada tuvo que hacer caso a esa ley del universo que dice "el tiempo pone a cada uno en su lugar". Sacramento, una ciudad que pese a ser la capital de uno de los estados más significativos de EEUU como es California, ha quedado eclipsado siempre por ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego... De hecho, la mayoría de la gente piensa que L.A. es la capital del territorio californiano, y no es tan disparatado pensarlo. Pero, volviendo a lo deportivo, los Kings tuvieron un inicio de los 90 duro. Con Mitch Richmond como único reno tirando del trineo, a los Reyes de California se les hacía difícil avanzar. Una pésima gestión de su GM Jim Thomas dejó el equipo como siempre, pese a las esperanzas de los fans.

En el año 97 fue cuando la luz se comenzó a ver a través del túnel. Escaparon por fin de la mediocridad con la llegada del explosivo Jason Williams. La franquicia había cambiado de dueño y los hermanos Maloof tomaron las riendas del equipo, que todavía llevan. Traspasaron a Richmond por Chris Webber, y también obtuvieron al pívot Vlade Divac y al recién drafteado Peja Stojakovic, tirador excelente. Todo esto dirigido por Rick Adelman, un viejo rockero de la NBA. 
Nuevo milenio, nuevo rumbo. En la RS no obtuvieron un record despampanante (49-33) pero en PO el equipo se crecía, y llegó a ser aspirante a la corona. Se mantenían fieles a un estilo más bien europeo, ordenado y de equipo. Obtuvieron a Dough Christie, experto defensor, y formaron un quinteto nada mediocre. El Showshowtime, lo apodaron. Sports Illustrated lo denominó en una portada como The Greatest Show On Court Of The League, y no les faltaba razón. El talento y la excentricidad de Chocolate Blanco, el poderío atlético de Webber, la defensa de Christie, la efectividad tiradora de Stojakovic, la fiabilidad en la zona de Divac. No pintaba mal el plantel. 

Aquella portada de SI que reza: El mayor show en la pista y los Kings: baloncesto como tiene que ser. En la imagen, Christie, Divac, Webber, Williams y Stojakovic.


Finales de Conferencia, semifinales de conferencia... pero nada más. Su juego ganaba adeptos y aquella excentricidad que anteriormente he descrito de Williams tal vez era demasié. Lo traspasaron a los Memphis Grizzlies, que no habían siquiera deshecho las maletas después de su mudanza desde Vancouver. A cambio recibieron al base Mike Bibby. A los de azul y plata les vino que ni pintado un base capaz de ordenar el juego a la vez que con talento atlético. Williams, que era el mayor reclamo comercial para la franquicia y para la liga, desató la ira al abandonar California. Pero aquel trade sería genuino y los Kings terminarían firmando un registro de 61 victorias y 21 derrotas. Webber ya era el jugador referencia de ese equipo y se encontraron en la final de conferencia con sus rivales y compañeros de división: los Lakers de Kobe y Shaq. Finalmente y pese a que los Kings llegaron a obtener una ventaja de 3-2, los angelinos le dieron la vuelta y acabaron accediendo a Las Finales, dejando a los Kings fuera. Aquello es recordado como La Mayor Tragedia de La Historia del Baloncesto e incluso el árbitro del sexto partido Tim Donaghy reconoció que aquel partido estaba amañado. Pero la liga tiene esa faceta traicionera... Dejando eufemismos a un lado, los Lakers hicieron trampa y pese a que ganaron aquel campeonato cerrando el three-peat, lo hicieron de una manera completamente ilícita e injusta. 

Una vez mas la suerte se bajó de esa montaña rusa que son los Kings y Webber se lesionó durante una temporada entera. La franquicia lamentó su marcha y cayeron dos temporadas en semifinales de conferencia. No se podría definir ese momento mejor que con la frase: "el principio del fin". 

Divac se marchaba a los Lakers (otra vez), Christie a Orlando y tal vez el más fatídico fue el traspaso de Webber a los 76ers. Claro que los Kings obtuvieron algo a cambio, pero no se podía ni comparar con aquel quinteto de ensueño de principios de siglo. Los supervivientes de la masacre eran Stojakovic y Bibby. Era el 2005 y la franquicia comenzó algo que no se si describir como "reconstrucción". El único atisbo de esperanza se dio cuando tras el All Star Game de 2006 el polémico Ron Artest/Metta World Peace/inserte aquí el nombre que se ponga ahora en los Knicks dejaba los Pacers y llegaba a la franquicia destruida a cambio de todo un ídolo como Peja Stojakovic. Por primera vez en ocho años, los Kings no alcanzaron los Playoffs en la temporada 2006-2007. Mike Bibby era el único restante de aquellos Kings y tras una plaga de lesiones se mudó a Atlanta y dejó al equipo definitivamente huérfano, a cargo de un Kenyon Martin que al menos promediaba 20 puntos por partido pero que recordaba al ya citado Mitch Richmond: el único reno que tiraba del trineo.

Ya en la 08-09 se desprendieron de MWP y del hijo de Patrick Ewing y obtuvieron a Tyreeke Evans en el draft. Evans se consagró como jugador franquicia casi al instante en un equipo necesitado de un faro guía, y promedió 20 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, igualando marcas de LBJ, Jordan y Oscar Robertson. Pese a esa increíble temporada record, los Kings acabaron penúltimos de conferencia y Martin se bajó del barco. Un poco de suerte repartida en ceremonias del draft (Isiaiah Thomas, Fredette, DeMarcus Cousins) nos lleva hasta el presente.

La elección del escolta McLemore es con vista hacia el futuro.


Los Sacramento Kings no se meten en post-temporada desde la campaña 2006-07, y, si me permitis la comparación, parecen estar volviendo al inicio. La historia se repite, eso dicen. Vuelven a estar sumidos en una profunda crisis económica y deportiva, de hecho, han estado a punto de trasladarse (de nuevo). Pero tras esta última campaña, las cosas pintan mejor, o al menos, no mal. Con la elección del prometedor Ben McLemore que en mi opinión conseguirá el premio al Rookie del año, la adquisición de jugadores como Carl Landry o Greivis Vasquez (aunque ello implicó deshacerse de Evans) y la esperemos inminente renovación de su franchise player DeMarcus Cousins, parece que los fans de la capital californiana pueden sonreír de nuevo. Aunque solo sea una media sonrisa.


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Acerca de... Nico Patella

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