Tanquear o no tanquear

Tampoco está tan mal, Rondo // Bligoo

Ser o no ser, tanquear o no tanquear, esa es la cuestión. Y puede que una de las decisiones más difíciles que debe tomar un equipo, al decidir adoptar una filosofía destinada al derrotismo y a la esperanza no asegurada de un futuro mejor. Y ante esta nueva "regla" que cada día se hace más popular entre los equipos con nulas esperanzas de hacerse un lugar para entrar en PlayOffs, a veces caen en su trampa equipos inesperados. Puede que el caso que más contradicción genera es el de los Boston Celtics.

Nos remontamos a la temporada 2012/2013. Todo parece ir mas o menos bien. Ray Allen se ha ido a Miami rompiendo así un Big Three de ensueño para el Garden. Pero no todo es malo. La base sigue siendo buena. Paul Pierce sigue dando espectáculo, Kevin Garnett no decae natablemente y Rondo todavía tiene cuerda para rato. Además, se acoplan nuevos y prometedores componentes, Jason Terry, o Jordan Crawford. Pasan los partidos y el Garden sigue siendo el fortín que ha sido casi siempre, la casa de la que muchos dicen, la afición más pura de la NBA. Seguimos hasta PlayOffs, donde Boston se enfrentará a New York. En esa eliminatoria se seguirá utilizando el tópico Boston nunca muere, en el que, con Rondo lesionado y un gran vacío en el puesto de base, además de la evidencia de que Green ya está del totalmente recuperado, los de Massachussets darán una guerra increïble a unos Knicks que ya se veïa que no iban finos, lo cual se corroboraría en la siguiente eliminatoria ante los Pacers. Hasta aquí, todo el mundo conoce la história, acaba la temporada y se rumorea sobre un cambio inminente en las filas de los Celtics.

Summer League, Boston se presenta en Orlando con un Rookie nada despreciable, Kelly Olynyk, un ala-pívot tirador de Gonzaga, muy prometedor. Y no defrauda, Olynyk arrasa en la SL, y también se decubre a un base, Phil Pressey, que hace maravillas en el puesto de PG y que deja muy buen sabor de boca. Además, Doc Rivers decide irse a Hollywood, y deja paso a un entrenador NCAA, Brad Stevens. Pero llega el momento clave del verano, lo que muchos temían, dos de las instituciones mas grandes de la franquicia eran traspasados, junto a Jason Terry, al imperio ruso de Brooklyn, y apostaban por iniciar una fugaz ascensión hacia el anillo. A cambio, Boston recibe a Brooks, Humphries, Bogans y Gerald Wallace. Jugadores aceptables, pero nada comparables a los que marcharon. La buena noticia es la liberación del margen salarial, y la vía libre a la joven oleada que se avecina. Olynyk tomará protagonismo desde el primer momento, y junto a Rondo, Green, Bradley, los tres han sido recientemente intraspasables, se puede hacer una buena plantilla.

Lo que se ha comentado es que, claramente, este roster no gana un anillo, y que los Celtics deben iniciar un proyecto de reconstrucción, pero no tan fuerte como la de Detroit, por ejemplo. Boston ya tiene algunos puntos ganados. Tiene un líder, Rondo, y unos jugadores con una muy buena progresión y que son aprovechables al 100%, como Green o Bradley. Además, tiene a buenos Rookies, y un buen banquillo, con Brooks, Wallace, Faverani, Humphries o Crawford. En mi opinión, Boston no debería tanquear, mirándolo bien, tiene una buena plantilla, y es cuestión de tiempo que los jóvenes progresen y que se forme un buen bloque. Además, Boston tiene orgullo, una historia envidiable, y una cultura de baloncesto inigualable. Y si los seguidores de Boston lo veis mal, pensad en Philadelphia y lo veréis todo con mejores ojos.